domingo, 18 de abril de 2010

The Host of Seraphim

Nota punitiva del fin de semana: No picar entre horas - No picar entre horas. Yo me planteo demasiadas cosas los domingos, y dado los elevadísimos niveles soporíferos que el día de hoy ha alcanzado, he terminado el día enviando los mensajes que no debía, pues la llamada siempre es mejor que estos intentos teenager de llamar la atención, sazonados con algo de cobardía, pues la llamada -valga la rebuznancia- y la confrontación directa siempre son la mejor solución. Pero a la mierda, los problemas de faldas es lo que tienen. Aún así creo que la expresión problemas de faldas es bastante homo utilizada por un hombre, y no viceversa como se podría llegar a entender. Las únicas faldas que me preocupan son las ajenas, especialmente las que deseo hacer desaparecer, I guess. Y a la mierda especialmente en este caso, pues la destinataria de los s-m-s en cuestión los responde con cierta gracia. Y ayer, sábado, se torció, pese a que los planes sustitutivos fueron exactamente los necesarios para la ocasión, no dejo de pensar que es un poco así como una mierda -otra vez- ser tan permisivo largando esas respuestas condescendientes a lo "si saliste ayer y hoy tienes resaca mejor que te quedes en cama cuidándote". Nadie ha muerto de resaca, y además, yo-no-salí prácticamente el viernes. Bueno sí, fuimos al Minusa, y estando allí uno se daba cuenta de que lo mejor ya había pasado, y que si te gusta la carne no vayas a un vegetariano. Para mí el Minusa ahora mismo es eso, el restaurante vegetariano de la música. Sólo lo salvó la compañía y la oscilación de las curvas de la camarera, sabedora en exceso de la bondad de su porte. Y desde luego no es para tanto, tenemos unos años y ya hemos toreado en todas las plazas, aunque no siempre nos hayan llamado para repetir la corrida. Olé.
Entonces esto de hoy es como sacar la rabia, cierto enfado y pereza ante lo venidero; no me apetece llevar mi cama durante 6 calles, subiendo y bajando escaleras, los libros, las películas, las series, los montones de basura que quedan en casa. Y después peor, lo de estar unos meses a la espera tampoco me agrada demasiado, sin saber si me voy a presionar mucho, si me voy a preocupar, en fin, sin saber nada de nada. Espero encontrar algo acogedor, un rinconcillo que me proporcione un espacio en el que meter mi cama-armatoste, una ducha a la que recurrir, una cocina y un salón pequeñito en el que aplastarme en su sofá para hacerme un ovillo y no hacer nada más. A mí me gusta bastante encerrarme. Así me va, por otra parte. No me apetece nada, ni eso no otras cosas que estoy haciendo por no quebrantar el orden, el mío y el ajeno.

Mejor abstraerme y leer un libro tan positivo como Ubik; Runciter, Chik y los inerciales ya han aterrizado en la luna, y espero saber cómo concluye la historia el día del libro, Sant Jordi - 23 de abril, que es un poco comparable a mojar el churro por el cumpleaños.
Creo que no divagaba tanto desde al menos 3 días; aquél en cuestión no le di al botón de publicar entrada, éste, en cambio...

jueves, 15 de abril de 2010

Ask - El holocausto fue algo precioso.

No, no pretendo crear polémica, es que me río con tonterías, con lo fútil de la vida, como debe ser.

El niño con el pijama de rayas es un libro de mierda (se trata de mi baja opinión, por supuesto), pese a que según un sector la crítica es un libro perfecto debido a su sencillez, imaginación y ternura. Los cojones. Yo más bien creo que comercializar algo tan desgraciado con tan poco rigor es propio de la mente de un subnormal, y la mirada de John Boyne no indica que yo esté muy equivocado.

Cuando llego al trabajo me suelen preguntar cómo van los libros que me vengo leyendo en el tren, y si lo que les cuento les gusta se lo dejo a alguien. De momento sólo he dejado Nana, de Chuck Palahniuk, y no fue un éxito aquí. Tampoco es que a mí me pareciera el libro del año, pero supongo que lo que les conté les gustó, pues la idea de una nana que al ser cantada mata a todo aquél a quien le sea proyectada es interesante de primeras. Si no me creen, que analicen el éxito en taquilla de The Ring. Vuelvo al niño del pijama a rayas, leído en 4 trayectos. En qué momento se me ocurrió decir “puto niño desgraciao”, pues Mar lo había leído, y opinó:
-¿Cómo puedes ser así? Es un libro conmovedor – con estas palabras, juro.
-Sí, claro, y el holocausto fue algo precioso.

Lo último lo soltó César, venezolano callado, antichavista, que apenas si interrumpe jamás. Y yo mascullé una carcajada que aún estará retumbando en San Cucufato, y que no terminó de ser bien comprendida en el departamento. No me disculpé, sólo me excusé argumentando que “joder, ha sido un comentario súper gracioso”.


Y es que la gente no tiene ni sentido del humor ni gusto literario –no el mío. En fin, finalmente me he cogido Ubik (para el cual calculo que necesitaré unos 12 trayectos), de K. Dick, y que les den a todos. Que me pregunten, que me pregunten…

jueves, 8 de abril de 2010

Pox, Boy Soprano y Baby Captain

Hace unos años escribía sin hambre alguna, con una cerveza, un cigarrillo y ganas de cagarme en todo el mundo. Llegué a hacerlo. Ahora estoy sentado en la mesa del salón de la que todavía es mi casa, que dejaré cortésmente en menos de dos meses, tras haber echado el arroz al caldo, que hervía, con un trina delante. Ni tan siquiera el halo que me rodea se asemeja en algo a aquél, incluso he dejado de fumar recientemente, incluso me he transformado en alguien madrugador.
Y no me apetece cagarme en nadie, me da más bien lo mismo, a mí que me dejen en paz. Incluso ahora mismo estoy enviando un mensaje de la vía complicada, que seguramente no llegue, y en su derecho está. La vía fácil no me dejará hasta que se lo diga gritando, así que de momento me mantendré callado, no vaya a a ser que. La verdad, estoy ahora elaborando la lista de mi cumpleaños, y me sale que vienen Ana, Van, Ramón, Anita, Alberto, Alberto, Georgia, Juan, David, Willy, Fredy, Kike, Miriam, Mirko, Abigail, Toni, Rachel, Lam, Roger, Luis, Elvira y yo; así a bote pronto no pienso en mucha más gente, 19 está bien, si fallan 4 iremos a comer unas carnes. Si no, vietnamita un año más, o quizás el italiano de la plaza Tetuán. No lo sé. Luego me esperará una comida con mis amigos diurnos, aquellos de los que los anteriormente citados no han conocido nunca.

Acabo de borrar un par de párrafos, no me intereso lo suficiente. Más bien voy a proceder a acostarme, quizás viendo el último capítulo de Breaking Bad, seguro que habiendo rescatado tres temas de una banda muy malrollera, con unos vídeos igualmente malrolleros, que tanto me retrotraen a aquellos tiempos inicialmente nombrados. Aquí los dejo.







Este último no es desde luego oficial, pero sí que sintoniza con el atolondramiento mental que hay que destilar para que una banda como Xiu Xiu sea considerada por alguien como una puta locura, que no por ello dejaba de ser absolutamente maravillosa entonces. Bueno, y ahora un poco también. Y lo mismo me parece su último trabajo, éste.

lunes, 5 de abril de 2010

Good Lies



Las iniciales del vecino del ático del piso de mis padres responden a J.C., un señor ya en sus avanzados 60 que de tanto en cuanto sale en los periódicos flanqueando a sus clientes, a modo de acusador. Y se lleva un muy buen dinero, el tío cabrón, tanto que yo siempre me he preguntado cómo un hombre de ingresos tales no residía en alguna casa con verja y jardín y piscina y varios pisos y un lujoso etcétera. Me lo pregunto hasta que, cualquier noche, veo como desfila mujer, día sí día también, normalmente extranjera, generalmente reincidente, vestidas para la ocasión. Lo más estridente que he visto ha sido una mujer oriental vestida de Geisha esperando en el portal.

La hija de J.C. estudiaba conmigo en el colegio, me parecía más tonta que hecha por encargo, callada, tímida, de aspecto rubio y bobalicón, con el labio inferior casi arrastrándose por el suelo. Y su padre, el ser más putero que yo me haya podido imaginar.

Ayer volví a presenciar la estampa, él bajaba en el ascensor y yo también debía hacerlo. Desde luego no tenía dudas de qué sucedía, de qué le esperaba, el viejo con chandal y yo con ganas de esconderme, de no presenciar de nuevo como el hombre que aparece en los periódicos como el salvador de las causas perdidas se cepilla a otras no menos desencontradas, aunque de muy buen parecido, con frecuencia anodina. No me extraña que su hija, la buena de Q.C., se haga la anormal a la mínima oportunidad, seguramente ella sí merezca el calificativo que tantas veces me rechinó entre dientes de hija-de-puta, pese a que ella, por aquellos entonces, lo tuviera bastante más claro que yo.

***

Y sí, se terminó la Semana Santa, con un sabor agridulce y con el reloj presto a despertarme a las 6:36 de la mañana. Dada la rareza y la torpeza con la que se han desarrollado algunos acontecimientos, más bien me dan ganas de olvidar y de concentrarme en los días que vendrán y no en los que quedaron atrás, de ir a trabajar, volver a mi hora y disfrutar de una nueva tarde, ahora ya sí, soleada, y de tanto en cuando recordar las buenas mentiras que se suelen decir.

jueves, 1 de abril de 2010

1999

Hacer las maletas, empaquetar, meter recuerdos en cajas, pereza - a medias. Sin embargo no hay mal que por bien no venga, y supongo que así será, nada que no se pueda evitar, nada que no lo apacigüe una tarde cualquiera.
Pero este año es muy raro, todo me hace cierta ilusión, estoy así como entre bobalicón y lúcido. Bobalicón porque no me regodeo en nada, sólo en lo mejor, me mantengo sumido en ello. Lúcido porque estoy dispuesto a relativizar cualquier elemento distorsionador, de la manera que sea, para que mi índice de bravuconería no descienda lo más mínimo.

Todo va bien, me repito constantemente. Inmediatamente después me pregunto si es necesario objetivizar y observar la situación desde otra perspectiva. ¿Para qué? ¿Qué gano? Nada, o peor aún, algo que no me interesa lo más mínimo.

A pesar de todo tengo que ser críptico, debo, apenas si sería consecuente declarar mi estado habida cuenta de las circunstancias que me rodean. Una mierda, vamos, uno no escribe para ocultarse ni para hacerse el interesante. Lo del misterio ya está manido, y no me apetece ir luego y decir que todo era el fruto de alguna imaginación perturbada. Simplemente persigo observar ávidamente qué suelto por esta boquita, que es mía si nadie dice lo contrario.

No es una actitud muy adecuada para justificar una auténtica depresión, ésta. Me da igual, seguro que si me lo propongo me pongo muy triste. Seguro que si me lo propongo, claro. Mon dieu, me estoy aburriendo a mí mismo. Será porque hoy no he salido a la calle más que para ir de compras y algo más tarde para ir a buscar una administración de loterías a echar la quiniela. El caso es que no pruebo con el azar desde hace años, y quizá por eso la suerte ha elegido que la administración nº89 de Barcelona estuviera cerrada diez minutos, 10, antes de la hora. Hoy también he tenido que trabajar, aunque mucho menos que ayer; ya he metido el portátil en la maleta. Se terminó, ahora vienen 4 días de absoluto relax y de Shout Out Louds, que no termino de comprender por qué me gusta tanto, pese al evidente descenso de calidad que ha sufrido su música en el último disco. Relax, gimnasio y depresión, la combinación perfecta para 4 días en los que no tengo plan más definido que tocarme elegantemente los huevos a dos manos.



O lo que surja.