Parece mentira. Días de bondad, días de conversaciones, días de risas. Aún así, teniendo en cuenta mis modos de dudoso divertimento llevados a cabo tiempo atrás, es como si algo faltase. Una gilipollez, sí. Ya no hay sordidez, ni falta que hace. Ya no hay excesos, atrás quedaron.
Me la suda.
Sí, me la pela porque aquello lo viví yo en perspectiva, y ahora todo lo recreo en primera persona. Ayer, cena agradable y una copa. Hoy, invitación a comer, visionado de una película horrible (Paranormal Activity). El conjunto ha sido genial. Mañana a trabajar a mi hora, habiéndome acostado a una hora prudente.
Quizás por todo esto yo siento que algo falla, porque no estoy acostumbrado a hacer las cosas bien.
martes, 8 de diciembre de 2009
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