miércoles, 11 de noviembre de 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

Es lunes

Aparte de lo evidente y de la obviedad que supone afirmar que es lunes un día lunes, se enfatiza en ello debido a la virulencia con que ha comenzado la semana.

Me despierto a las 6:30, tras dormir 4 horas, la siesta de domingo siempre pasa factura, pero es un placer al que no pienso renunciar. En mi mesa de trabajo a las 8:15 de la mañana, café y cigarro, y regreso a la mesa. Caigo en la cuenta de que no sólo es lunes, también estamos en cierre. La cifra ha sido buena pero siempre se escapa algo, carezco de recursos para controlarlo todo. Recursos de cualquier tipo. La sensación de que hoy es lunes se agudiza. El que viene me lo pido de fiesta.

A las 15:20 me doy cuenta de que se me ha olvidado ir a comer, a veces me concentro tanto y me obceco de tal manera que me olvido de todo lo demás. Me llama el Cliente: "¿Has comido ya?". Que se me ha pasado, le respondo, que tengo dos reuniones en media hora y que ya no me da tiempo. Me da algo de trabajo más y colgamos.

Tengo a 9 personas a mi cargo, hace poco eran 14. Reducción de costes, crisis, despotismo, llámalo como te apetezca. La verdad es que de algún despido no me arrepiento lo más mínimo.

2 horas al teléfono, me repatean esas reuniones en las que la gente habla y trata de imponer la paz mundial con 4 ideas y un flujograma escrito en una vileda. Yo hablo muy rápido y no se entera ni el Tato.

Al acabar la reunión lo primero que he hecho ha sido darle una paliza al Tato.

Y fíjate que ahora, que debería estar durmiendo, escribo y escupo mis demonios de hoy, supongo que porque me apetece soñar con alguien agradable, con algún lugar tranquilo, y sonreir pausadamente. Sin carcajadas, sin aspavientos, sin alborotos, sin sobresaltos.