lunes, 1 de marzo de 2010

Crying in the Rain

Llego a mi casa y lo primero que hago es llevar la tele de mi cuarto al salón, que ahora ya tengo. Luego muevo el sofá hasta allí.
Termino, conecto y me voy a desvestir a mi cuarto. Me pongo el pijama, sólo porque tengo algo de frío. Y un poco todo este nuevo vacío me envuelve, porque se ha vaciado esto un huevo, en sólo un día. Todo el silencio me revienta los tímpanos, como si alguna vez yo hubiera sido un ruidoadicto, y más bien es al contrario. Pero claro, por la puerta hoy ya no va a entrar nadie (salvo desagradable sorpresa), y todo esto se me antoja raro. No había pensado en absoluto en cómo me iba a sentir, convencido de que nada iba a cambiar.
Y una mierda.
Estoy llorando como una puta magdalena.

Hasta distingo como mis mofletes se vienen abajo arrastrados por los pucheros que se estiran desde las comisuras de mis labios. Todo esto no es por quedarme solo, esa parte no es la mala. Imagínate.
En realidad no hay parte mala en todo esto, el propósito es que nos zampemos un buen plato de perdices en Zurich cada x tiempo, cuando x tiende a 0. Es decir, más pronto que tarde.
Pero no lloro por eso.
Estoy llorando porque se me ha metido algo en el ojo.
No estoy llorando, son sólo algunas gotas de lluvia deslizándose por mis carrillos.

Y bueno, ahora es cuando digo que tengo 32 años, que no lloraba desde que vi Up hace unos meses y que no recuerdo la vez anterior. Que esto no es un hecho corriente y que mañana no me acordaré de nada, que saldrá el sol y los putos pájaros cantarán al amanecer. Sí, cantarán algo de Joy Division. Sí, o una de los Chunguitos, que para el caso da lo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario