jueves, 15 de abril de 2010

Ask - El holocausto fue algo precioso.

No, no pretendo crear polémica, es que me río con tonterías, con lo fútil de la vida, como debe ser.

El niño con el pijama de rayas es un libro de mierda (se trata de mi baja opinión, por supuesto), pese a que según un sector la crítica es un libro perfecto debido a su sencillez, imaginación y ternura. Los cojones. Yo más bien creo que comercializar algo tan desgraciado con tan poco rigor es propio de la mente de un subnormal, y la mirada de John Boyne no indica que yo esté muy equivocado.

Cuando llego al trabajo me suelen preguntar cómo van los libros que me vengo leyendo en el tren, y si lo que les cuento les gusta se lo dejo a alguien. De momento sólo he dejado Nana, de Chuck Palahniuk, y no fue un éxito aquí. Tampoco es que a mí me pareciera el libro del año, pero supongo que lo que les conté les gustó, pues la idea de una nana que al ser cantada mata a todo aquél a quien le sea proyectada es interesante de primeras. Si no me creen, que analicen el éxito en taquilla de The Ring. Vuelvo al niño del pijama a rayas, leído en 4 trayectos. En qué momento se me ocurrió decir “puto niño desgraciao”, pues Mar lo había leído, y opinó:
-¿Cómo puedes ser así? Es un libro conmovedor – con estas palabras, juro.
-Sí, claro, y el holocausto fue algo precioso.

Lo último lo soltó César, venezolano callado, antichavista, que apenas si interrumpe jamás. Y yo mascullé una carcajada que aún estará retumbando en San Cucufato, y que no terminó de ser bien comprendida en el departamento. No me disculpé, sólo me excusé argumentando que “joder, ha sido un comentario súper gracioso”.


Y es que la gente no tiene ni sentido del humor ni gusto literario –no el mío. En fin, finalmente me he cogido Ubik (para el cual calculo que necesitaré unos 12 trayectos), de K. Dick, y que les den a todos. Que me pregunten, que me pregunten…

2 comentarios:

  1. Jajajaja. ¡Birkenau fue una fiesta!

    Holocausto, Guerra Cívil... meros vehículos que tienen los "artistas" para vendernos la moto de que a sensibles a ellos, no les gana ni Dios...

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