martes, 26 de enero de 2010

22:01

Lo peor de coger el tren que pasará dentro de 21 minutos en Sant Cugat es la hora y el frío que hace en estas fechas. Por lo demás es perfecto, ni siquiera huele tan mal como cuando cada mañana confluyen los hedores provocados por la sola acumulación de personas por metro cuadrado.

Lo peor de coger el tren de las diez y uno es que a esa hora sabes que has perdido toda la tarde, y peor aún es responderse a uno mismo con un “para los planes que tenía…”. Yo hoy tenía planes, como últimamente, y eso hace que me joda menos salir tan tarde. Mañana hay comité de finanzas, y lo llevo bien.

Lo mejor de coger el tren de las 22 +1’ es la música, el crucigrama, cerrar los ojos, saberte tranquilo. Hoy más, por cómo se han sucedido los acontecimientos, por haberle dado la vuelta a la tortilla y tener yo ahora la sartén por el mango. “Nos damos cuenta y valoramos todo el esfuerzo que estás haciendo, el equipo respira mejor, estamos recuperando la confianza”. Jeje. Espérate y verás, que a mí un hombre no me la clava y sale impune.

Puto tren de las 22:01.

Lo mejor de irme a las 22:01 de la noche es el rato que me paso pensando en tonterías, elucubrando, imaginándome en distintos escenarios, heroicos siempre, faltaría más; pero sobre todo, lo que más pienso, después de haberme ataviado con varias capas y caretas de lo más molonas, es en lo gilipollas que he sido al perder el tren de las 21:37.

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