domingo, 17 de enero de 2010

Dejar de fumar

Dejar de fumar aún no es un logro, supongo que hasta que no pasen otro par de semanas no lo registraré como tal.

Además, anteanoche me fumé 1.

Pero bueno, no soy perfecto, soy humano, y he demostrado sobradamente que en ocasiones incluso me atrae ceder voluntariamente ante la tentación y relucir una más que posiblemente inexistente debilidad. Ahora dejar de fumar es más sencillo, cada vez fuma menos gente, cada vez está prohibido inhalar nicotina quemada en más lugares, cada vez es más cara la cajetilla, cada vez me apetece menos vomitar por las mañanas por culpa de la tos que arrastro.

Pero fumar me gustaba, como tantas cosas nocivas, como el amor, uouououoooooooo. No, qué va, eso también lo dejé hace años. Y mira, que anoche también nos fuimos de cena y comprimimos las bromas, con ganas de irnos a dormir pronto. Al Undeath, quería ir mi hermano. No me apeteció. Es divertido mezclarse con todos esos góticos, pero el Minusa los sábados es difícil de superar, sobre todo cuando se dejan de esas chorradas (siempre a mi parecer) de los bailes modernos con música de los 30, 40 y 50 y se confunden las palabras con los fondos amenizados por guitarras, líneas de bajo aceleradas y sintes emulando orquestas electrónicas. Pero ayer nos reímos tanto que apenas recuerdo alguna canción. Apenas bebí una copa.

Momento agudo de la noche, a cargo de Lametón:
- ¡Eh! Increíble, ¿os habéis dado cuenta de que todos nosotros vestimos calzado?

A todo esto yo le proponía matrimonio a todas las mujeres que se acercaban a mí, provocando un inmediato alejamiento. 10-10-10 es es límite, el amor delimitará las fronteras. En algunas páginas del ciberespacio anuncian señoritas rusas dispuestas a casarse a cambio del permiso de residencia. Eso sería considerado trampa.

Lo dicho, si no puedo fumar y tampoco comer como un cerdo para sustituirlo, tendré que escribir como un cenutrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario